¹⁵ El Señor Dios tomó al hombre y lo puso en el huerto del Edén para que lo cultivara y lo cuidara. ¹⁶ Y el Señor Dios ordenó al hombre: «De todo árbol del huerto podrás comer, ¹⁷ pero del árbol del conocimiento del bien y del mal no comerás, porque el día que de él comas, ciertamente morirás».
¹⁸ Entonces el Señor Dios dijo: «No es bueno que el hombre esté solo; le haré una ayuda adecuada». ¹⁹ Y el Señor Dios formó de la tierra todo animal del campo y toda ave del cielo, y los trajo al hombre para ver cómo los llamaría. Como el hombre llamó a cada ser viviente, ese fue su nombre. ²⁰ El hombre puso nombre a todo ganado y a las aves del cielo y a todo animal del campo, pero para Adán no se encontró una ayuda que fuera adecuada para él. ²¹ Entonces el Señor Dios hizo caer un sueño profundo sobre el hombre, y este se durmió. Y Dios tomó una de sus costillas, y cerró la carne en ese lugar. ²² De la costilla que el Señor Dios había tomado del hombre, formó una mujer y la trajo al hombre. ²³ Y el hombre dijo:
«Esta es ahora hueso de mis huesos,
Y carne de mi carne.
Ella será llamada mujer,
Porque del hombre fue tomada».
²⁴ Por tanto el hombre dejará a su padre y a su madre y se unirá a su mujer, y serán una sola carne. ²⁵ Ambos estaban desnudos, el hombre y su mujer, pero no se avergonzaban.
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