³⁵ Ese mismo día, caída ya la tarde, Jesús les dijo*: «Pasemos al otro lado». ³⁶ Despidiendo a la multitud, lo llevaron* con ellos en la barca, como estaba; y había otras barcas con Él. ³⁷ Pero se levantó* una violenta tempestad, y las olas se lanzaban sobre la barca de tal manera que ya la barca se llenaba de agua. ³⁸ Jesús estaba en la popa, durmiendo sobre una almohadilla; entonces lo despertaron* y le dijeron*: «Maestro, ¿no te importa que perezcamos?».
³⁹ Jesús se levantó, reprendió al viento y dijo al mar: «¡Cálmate, sosiégate!». Y el viento cesó, y sobrevino una gran calma. ⁴⁰ Entonces les dijo: «¿Por qué están atemorizados? ¿Cómo no tienen fe?».
⁴¹ Y se llenaron de gran temor, y se decían unos a otros: «¿Quién, pues, es Este que aun el viento y el mar le obedecen?».
¹ Llegaron al otro lado del mar, a la tierra de los gadarenos. ² Cuando Jesús salió de la barca, enseguida se acercó a Él, de entre los sepulcros, un hombre con un espíritu inmundo, ³ que tenía su morada entre los sepulcros; y nadie podía ya atarlo ni aun con cadenas; ⁴ porque muchas veces había sido atado con grillos y cadenas, pero él había roto las cadenas y destrozado los grillos, y nadie era tan fuerte como para dominarlo. ⁵ Siempre, noche y día, andaba entre los sepulcros y en los montes dando gritos e hiriéndose con piedras.
⁶ Cuando vio a Jesús de lejos, corrió y se postró delante de Él; ⁷ y gritando a gran voz, dijo*: «¿Qué tengo yo que ver contigo, Jesús, Hijo del Dios Altísimo? Te imploro por Dios que no me atormentes». ⁸ Porque Jesús le decía: «Sal del hombre, espíritu inmundo». ⁹ «¿Cómo te llamas?», le preguntó Jesús. «Me llamo Legión», respondió*, «porque somos muchos». ¹⁰ Le rogaba entonces con insistencia que no los enviara fuera de la tierra.
¹¹ Había allí una gran manada de cerdos paciendo junto al monte. ¹² Y los demonios le rogaron, diciendo: «Envíanos a los cerdos para que entremos en ellos». ¹³ Jesús les dio permiso. Y saliendo los espíritus inmundos, entraron en los cerdos; y la manada, unos 2,000, se precipitó por un despeñadero al mar, y en el mar se ahogaron.
¹⁴ Los que cuidaban los cerdos huyeron y lo contaron en la ciudad y por los campos. Y la gente vino a ver qué era lo que había sucedido. ¹⁵ Vinieron* a Jesús, y vieron* al que había estado endemoniado, sentado, vestido y en su cabal juicio, el mismo que había tenido la legión; y tuvieron miedo. ¹⁶ Los que lo habían visto les describieron cómo le había sucedido esto al endemoniado, y lo de los cerdos. ¹⁷ Y comenzaron a rogar a Jesús que se fuera de su región.
¹⁸ Al entrar Él en la barca, el que había estado endemoniado le rogaba que lo dejara ir con Él. ¹⁹ Pero Jesús no se lo permitió, sino que le dijo*: «Vete a tu casa, a los tuyos, y cuéntales cuán grandes cosas el Señor ha hecho por ti, y cómo tuvo misericordia de ti».
²⁰ Y él se fue, y empezó a proclamar en Decápolis cuán grandes cosas Jesús había hecho por él; y todos se quedaban maravillados.
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