La humildad de Jesús

1 Recordando lo que ha estado pasando en la vida de cada uno desde la última vez que nos vimos, ¿Qué es eso por lo que estamos agradecidos?

2 ¿Qué nos ha estresado esta semana y qué necesitamos para que las cosas mejoren?

3 ¿Qué necesidades hay en nuestra comunidad y cómo podemos, como familia en la fe, apoyarnos para atender estas necesidades?

4 ¿Cuál fue la historia la última vez que nos reunimos? ¿Qué aprendimos sobre Dios y las personas?

5 En nuestra última reunión, decidimos aplicar lo que aprendimos. ¿Qué hicimos y cómo nos fue?

6 ¿Con quién compartimos algo de la historia anterior? ¿Cómo respondieron?

7 Identificamos varias necesidades la última vez que nos reunimos y planeamos atender esas necesidades. ¿Cómo nos fue?

8 Ahora, leamos la historia de Dios de hoy...

¹ Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que Su hora había llegado para pasar de este mundo al Padre, habiendo amado a los Suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el fin. ² Y durante la cena, como ya el diablo había puesto en el corazón de Judas Iscariote, hijo de Simón, el que lo entregara, ³ Jesús, sabiendo que el Padre había puesto todas las cosas en Sus manos, y que de Dios había salido y a Dios volvía, ⁴ se levantó* de la cena y se quitó* el manto, y tomando una toalla, se la ciñó. ⁵ Luego echó* agua en una vasija, y comenzó a lavar los pies de los discípulos y a secárselos con la toalla que tenía ceñida. ⁶ Cuando llegó* a Simón Pedro, este le dijo*: «Señor, ¿Tú me vas a lavar a mí los pies?». ⁷ Jesús le respondió: «Ahora tú no comprendes lo que Yo hago, pero lo entenderás después». ⁸ «¡Jamás me lavarás los pies!», le dijo* Pedro. «Si no te lavo, no tienes parte conmigo», le respondió Jesús. ⁹ Simón Pedro le dijo*: «Señor, entonces no solo los pies, sino también las manos y la cabeza». ¹⁰ Jesús le dijo*: «El que se ha bañado no necesita lavarse, excepto los pies, pues está todo limpio; y ustedes están limpios, pero no todos». ¹¹ Porque sabía quién lo iba a entregar; por eso dijo: «No todos están limpios». ¹² Entonces, cuando acabó de lavarles los pies, tomó Su manto, y sentándose a la mesa otra vez, les dijo: «¿Saben lo que les he hecho? ¹³ Ustedes me llaman Maestro y Señor; y tienen razón, porque lo soy. ¹⁴ Pues si Yo, el Señor y el Maestro, les lavé los pies, ustedes también deben lavarse los pies unos a otros. ¹⁵ Porque les he dado ejemplo, para que como Yo les he hecho, también ustedes lo hagan. ¹⁶ »En verdad les digo, que un siervo no es mayor que su señor, ni un enviado es mayor que el que lo envió. ¹⁷ Si saben esto, serán felices si lo practican.

1 Ahora, pidamosle a alguien que vuelva a contar la historia, pero está vez, con sus propias palabras, como si se la estuviera contando a un amigo que nunca la ha escuchado. Ayudémosle si deja algo por fuera o agrega algo por error. Si esto sucede, podemos preguntarle: "¿Dónde encuentras eso en la historia?"

2 ¿Qué nos enseña esta historia acerca de Dios, Su carácter y lo que Él hace?

3 ¿Qué aprendemos acerca de los seres humanos, incluyéndonos a nosotros mismos, en esta historia?

4 ¿Cómo pondremos en práctica esta semana, la verdad de Dios reflejada en esta historia? ¿Qué acción o cosa específica haremos?

5 Antes de que nos volvamos a encontrar, ¿Con quién vas a compartir una verdad de esta Historia? ¿Conoces a alguien más que le gustaría descubrir la palabra de Dios en esta aplicación como lo estamos haciendo nosotros?

6 Ahora que nuestra reunión llegó a su fin, decidamos cuándo volveremos a reunirnos y quién facilitará nuestro próximo encuentro.

7 Te animamos a que anotes lo que has dicho que vas a hacer y a que vuelvas a leer esta historia días antes de volvernos a reunir. El facilitador les puede compartir el texto o el audio de la historia si alguien no lo tiene. A medida que avanzamos, pidámosle al Señor que nos ayude.