¹⁸ Porque la palabra de la cruz es necedad para los que se pierden, pero para nosotros los salvos es poder de Dios. ¹⁹ Porque está escrito:
«Destruiré la sabiduría de los sabios,
Y el entendimiento de los inteligentes desecharé».
²⁰ ¿Dónde está el sabio? ¿Dónde está el escriba? ¿Dónde está el que sabe discutir en este siglo? ¿No ha hecho Dios que la sabiduría de este mundo sea necedad? ²¹ Pues ya que en la sabiduría de Dios, el mundo no conoció a Dios por medio de su propia sabiduría, agradó a Dios mediante la necedad de la predicación salvar a los que creen. ²² Porque en verdad los judíos piden señales y los griegos buscan sabiduría; ²³ pero nosotros predicamos a Cristo crucificado, piedra de tropiezo para los judíos, y necedad para los gentiles. ²⁴ Sin embargo, para los llamados, tanto judíos como griegos, Cristo es poder de Dios y sabiduría de Dios. ²⁵ Porque la necedad de Dios es más sabia que los hombres, y la debilidad de Dios es más fuerte que los hombres.
²⁶ Pues consideren, hermanos, su llamamiento. No hubo muchos sabios conforme a la carne, ni muchos poderosos, ni muchos nobles. ²⁷ Sino que Dios ha escogido lo necio del mundo para avergonzar a los sabios; y Dios ha escogido lo débil del mundo para avergonzar a lo que es fuerte. ²⁸ También Dios ha escogido lo vil y despreciado del mundo: lo que no es, para anular lo que es, ²⁹ para que nadie se jacte delante de Dios.
³⁰ Pero por obra Suya están ustedes en Cristo Jesús, el cual se hizo para nosotros sabiduría de Dios, y justificación, santificación y redención, ³¹ para que, tal como está escrito: «El que se gloría, que se gloríe en el Señor».
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