Los líderes son buenos administradores

Comunidad

Recordando lo que ha estado pasando en la vida de cada uno desde la última vez que nos vimos, ¿Qué es eso por lo que estamos agradecidos?
¿Qué nos ha estresado esta semana y qué necesitamos para que las cosas mejoren?
¿Qué necesidades hay en nuestra comunidad y cómo podemos, como familia en la fe, apoyarnos para atender estas necesidades?
¿Cuál fue la historia la última vez que nos reunimos? ¿Qué aprendimos sobre Dios y las personas?
En nuestra última reunión, decidimos aplicar lo que aprendimos. ¿Qué hicimos y cómo nos fue?
¿Con quién compartimos algo de la historia anterior? ¿Cómo respondieron?
Identificamos varias necesidades la última vez que nos reunimos y planeamos atender esas necesidades. ¿Cómo nos fue?
Ahora, leamos la historia de Dios de hoy...

Mateo 25:14-30

¹⁴ »Porque el reino de los cielos es como un hombre que al emprender un viaje, llamó a sus siervos y les encomendó sus bienes. ¹⁵ Y a uno le dio cinco talentos (108 kilos de plata), a otro dos y a otro uno, a cada uno conforme a su capacidad; y se fue de viaje. ¹⁶ El que había recibido los cinco talentos, enseguida fue y negoció con ellos y ganó otros cinco talentos. ¹⁷ Asimismo el que había recibido los dos talentos (43.2 kilos) ganó otros dos. ¹⁸ Pero el que había recibido uno, fue y cavó en la tierra y escondió el dinero de su señor. ¹⁹ »Después de mucho tiempo vino* el señor de aquellos siervos, y arregló* cuentas con ellos. ²⁰ Y llegando el que había recibido los cinco talentos, trajo otros cinco talentos, diciendo: “Señor, usted me entregó cinco talentos; mire, he ganado otros cinco talentos”. ²¹ Su señor le dijo: “Bien, siervo bueno y fiel; en lo poco fuiste fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor”. ²² Llegando también el de los dos talentos, dijo: “Señor, usted me entregó dos talentos; mire, he ganado otros dos talentos”. ²³ Su señor le dijo: “Bien, siervo bueno y fiel; en lo poco fuiste fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor”. ²⁴ »Pero llegando también el que había recibido un talento (21.6 kilos), dijo: “Señor, yo sabía que usted es un hombre duro, que siega donde no sembró y recoge donde no ha esparcido, ²⁵ y tuve miedo, y fui y escondí su talento en la tierra; mire, aquí tiene lo que es suyo”. ²⁶ Pero su señor le dijo: “Siervo malo y perezoso, sabías que siego donde no sembré, y que recojo donde no esparcí. ²⁷ Debías entonces haber puesto mi dinero en el banco, y al llegar yo hubiera recibido mi dinero con intereses. ²⁸ Por tanto, quítenle el talento y dénselo al que tiene los diez talentos (216 kilos de plata)”. ²⁹ »Porque a todo el que tiene, más se le dará, y tendrá en abundancia; pero al que no tiene, aun lo que tiene se le quitará. ³⁰ Y al siervo inútil, échenlo en las tinieblas de afuera; allí será el llanto y el crujir de dientes.

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Aplicación

Ahora, pidamosle a alguien que vuelva a contar la historia, pero está vez, con sus propias palabras, como si se la estuviera contando a un amigo que nunca la ha escuchado. Ayudémosle si deja algo por fuera o agrega algo por error. Si esto sucede, podemos preguntarle: "¿Dónde encuentras eso en la historia?"
¿Qué nos enseña esta historia acerca de Dios, Su carácter y lo que Él hace?
¿Qué aprendemos acerca de los seres humanos, incluyéndonos a nosotros mismos, en esta historia?
¿Qué aprendemos de esta historia acerca de ser líderes?
¿Cómo pondremos en práctica esta semana, la verdad de Dios reflejada en esta historia? ¿Qué acción o cosa específica haremos?
Antes de que nos volvamos a encontrar, ¿Con quién vas a compartir una verdad de esta Historia? ¿Conoces a alguien más que le gustaría descubrir la palabra de Dios en esta aplicación como lo estamos haciendo nosotros?
Ahora que nuestra reunión llegó a su fin, decidamos cuándo volveremos a reunirnos y quién facilitará nuestro próximo encuentro.
Te animamos a que anotes lo que has dicho que vas a hacer y a que vuelvas a leer esta historia días antes de volvernos a reunir. El facilitador les puede compartir el texto o el audio de la historia si alguien no lo tiene. A medida que avanzamos, pidámosle al Señor que nos ayude.

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