¹⁶ Porque si predico el evangelio, no tengo nada de qué gloriarme, pues estoy bajo el deber de hacerlo. Pues ¡ay de mí si no predico el evangelio! ¹⁷ Porque si hago esto voluntariamente, tengo recompensa; pero si lo hago en contra de mi voluntad, un encargo se me ha confiado. ¹⁸ ¿Cuál es, entonces, mi recompensa? Que al predicar el evangelio, pueda ofrecerlo gratuitamente sin hacer pleno uso de mi derecho como predicador del evangelio.
¹⁹ Porque aunque soy libre de todos, de todos me he hecho esclavo para ganar al mayor número posible. ²⁰ A los judíos me hice como judío, para poder ganar a los judíos. A los que están bajo la ley, como bajo la ley, aunque yo no estoy bajo la ley, para poder ganar a los que están bajo la ley. ²¹ A los que están sin ley, como sin ley, aunque no estoy sin la ley de Dios, sino bajo la ley de Cristo, para poder ganar a los que están sin ley. ²² A los débiles me hice débil, para ganar a los débiles. A todos me he hecho todo, para que por todos los medios salve a algunos. ²³ Y todo lo hago por amor del evangelio, para ser partícipe de él.
²⁴ ¿No saben que los que corren en el estadio, todos en verdad corren, pero solo uno obtiene el premio? Corran de tal modo que ganen. ²⁵ Y todo el que compite en los juegos se abstiene de todo. Ellos lo hacen para recibir una corona corruptible, pero nosotros, una incorruptible. ²⁶ Por tanto, yo de esta manera corro, no como sin tener meta; de esta manera peleo, no como dando golpes al aire, ²⁷ sino que golpeo mi cuerpo y lo hago mi esclavo, no sea que habiendo predicado a otros, yo mismo sea descalificado.
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